Cuatro españoles reposan congelados a la espera de ser 'resucitados'

2023-01-13 10:55:46 By : Mr. Frank Tang

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Cuando María (nombre ficticio) falleció mientras trabajaba en un hotel de un ataque al corazón, lo primero que pensó su madre, Eva, fue que no quería que muriera tan pronto, con solo 24 años. Entonces recordó un reportaje que vio en televisión sobre criopreservación, esto es, activar el botón de la pausa biológica en su joven cuerpo -congelándolo- para volver a pulsarlo cuando la ciencia tuviera la forma de revitalizarla. Su doble nacionalidad permitió a su madre poder salir del país con el cuerpo de su hija y depositarlo en las instalaciones de Alcor, una de las empresas que se dedican a la biostasis (criopreservación humana) en Estados Unidos.

En esas instalaciones María espera el momento de su 'revitalización' junto a su abuela. A ella sí que le dio tiempo a planear su penúltima aventura. Su nacionalidad española no le permitiría salir del país una vez que se confirmara su muerte, por lo que se mudó a una residencia de ancianos, cercana a la sede de Alcor en Arizona. Así, cuando falleció, no tuvo los problemas para llegar hasta las instalaciones de la compañía. Ellas son solo dos de los cuatro casos de españoles que se encuentran en pausa biológica.

José Luis Cordeiro, ingeniero e impulsor de la criogenización, tiene grabado en la memoria el 10 de febrero de 2016 como si fuera la fecha de un cumpleaños más en su familia. Ese día, su amigo Javier Ruiz, con apenas 50 años, sufrió un ataque al corazón. Cordeiro, ingeniero experto en temas de longevidad, coordinó entonces la que fue la primera criopreservación en la Península Ibérica. Según contó ayer en rueda de prensa el propio Cordeiro -uno de los organizadores de la cumbre Transvisión en Madrid, que trata este fin de semana estos temas-, el juez les permitió acogerse a la donación de órganos y así pudieron trasladar su cerebro un centro de conservación de Alemania.

Los pasos de la criopreservación

Es la práctica de preservar humanos y animales a temperaturas

criogénicas (-196°C) con la esperanza de que la ciencia futura pueda restaurarlos

a condiciones de una vida saludable

Una vez muerto legalmente, el proceso

debe comenzar dentro de los dos minutos

posteriores a la parada del corazón y no

más de 15 . El cuerpo se cubre de hielo y

se le inyectan productos químicos para

reducir la coagulación de la sangre

La sangre es reemplazada por una

solución para preservar los órganos.

El cuerpo se enfría hasta poco más del

punto de congelación, es trasladado a un

centro de criopreservación en ambulancias

especiales para continuar con el proceso

La segunda parte, es la conservación

a largo plazo. Se le inyecta otra solución

para detener la formación de cristales

de hielo en los órganos y tejidos, luego

el cuerpo se enfría a -130º C

El cuerpo se coloca en un contenedor

con nitrógeno líquido a -196ºC. Este

proceso puede durar dos días y se realiza

en los centros de criopreservación. Solo

es necesario rellenar el nitrógeno

Fuente: Elaboración propia - P. SÁNCHEZ / ABC

Es la práctica de preservar

humanos y animales a temperaturas

criogénicas (-196°C), con la esperanza de

que la ciencia futura pueda restaurarlos

a condiciones de una vida saludable

Una vez muerto legalmente, el proceso

debe comenzar dentro de los dos minutos

posteriores a la parada del corazón y no

más de 15 . El cuerpo se cubre de hielo y

se le inyectan productos químicos para

reducir la coagulación de la sangre

La sangre es reemplazada por una

solución para preservar los órganos.

El cuerpo se enfría hasta poco más del

punto de congelación, es trasladado a un

centro de criopreservación en ambulancias

especiales para continuar con el proceso

La segunda parte, es la conservación

a largo plazo. Se le inyecta otra solución

para detener la formación de cristales

de hielo en los órganos y tejidos, luego

el cuerpo se enfría a -130º C

El cuerpo se coloca en un contenedor

con nitrógeno líquido a -196ºC. Este

proceso puede durar dos días y se realiza

en los centros de criopreservación. Así solo

es necesario rellenar el nitrógeno

El cuarto de los españoles que esperan criopreservados se encuentra en Rusia. En este caso, el hijo del fallecido esperó la ambulancia para el traslado en la frontera con los Pirineos, que lo llevó hasta Ámsterdam para, desde ahí, volar hasta el centro ruso donde se encuentra conservado en nitrógeno líquido. Los propulsores en España de estas técnicas, de hecho, luchan porque la legislación actual regule en un corto plazo estas prácticas que se encuentran en auge: en los últimos años se han abierto dos centros nuevos, en Suiza y en Australia.

En todo el mundo, ya son 500 las personas en este estado de conservación, de las que alrededor de 400 esperan en Estados Unidos, otras 70 en Rusia y el resto en diferentes países. Pero la criopreservación no se queda solo en humanos: en el país norteamericano, puntero en estas técnicas -donde cuestan alrededor de 28.000 dólares-, casi la mitad de los casos son mascotas (dos españolas incluidas).

Para explicar estas técnicas, sus resquicios legales y el futuro de la ciencia, Madrid acoge este sábado y domingo 12 y 13 de noviembre la Biostasis First Response, una cumbre internacional de biostasis. Uno de los objetivos de los organizadores es que la sociedad conozca esta tecnología basada en una técnica similar a la que, según defienden, ha permitido el nacimiento de más de ocho millones de humanos a través de fecundación in vitro con espermatozoides, óvulos o embriones previamente criopreservados a bajas temperaturas en nitrógeno líquido.

Madrid acoge un congreso internacional que abordará las dudas pero también los avances que la ciencia está realizando en este campo

«La criopreservación es un método nuevo para afrontar un problema muy antiguo que es: '¿qué hacemos con un muerto?' En el futuro, cuando la ciencia avance, veremos que una persona criopreservada puede ser revitalizada y que su vida continúe. La ciencia debe retar a la realidad, y la realidad es que todo el mundo muere... hasta ahora», explica Paul Spiegel, abogado internacional especialista en temas de longevidad, criopreservación e inmortalidad. «El concepto da miedo a mucha gente, que no comprende exactamente cómo es posible o por qué querríamos hacerlo, pero tenemos suerte de que hay compañías en todos los lugares del mundo para criopreservar a la gente», añade el también presidente de asociación transhumanista Humanity+.

A nivel legal, según explica Cordeiro, autor de 'La muerte de la muerte', lo primero que una persona interesada en esta técnica debería hacer es explicarlo en su testamento y a sus familiares. Después, buscar un acuerdo legal con alguna de las fundaciones -son una decena- que se dedican a este negocio. «Lo mejor, es haber pagado un seguro de vida que lo cubra, de manera que no sea tan costoso», añade. Estos seguros, que hay que gestionarlos con compañías estadounidenses, alemanas o inglesas, pueden costar alrededor de 15 euros al mes para las personas más jóvenes.

El proceso comienza tras la declaración legal de la muerte, necesaria aunque «no esté del todo muerta aún», añade Cordeiro, refiriéndose a los 10 o 20 minutos en que sería «recuperable» y que son claves para iniciar el proceso de conservación. En ese punto, lo primero que hay que hacer con el cuerpo es enfriarlo rápidamente, con hielo al comienzo y después con hielo seco, que tiene una temperatura más baja. Es entonces cuando debe comenzar la perfusión, esto es, a la vez que se extrae la sangre -que provocaría daños en las células al cristalizarse- se introduce un líquido criopreservativo. En Europa existen actualmente cuatro equipos de respuesta rápida o ambulancias -una de ellas visitará Madrid- en los que se realiza la perfusión y también sirven para trasladar al cuerpo hasta las instalaciones de biostasis.

Una vez allí, comienza la conservación final, para lo que hay que llevar el cuerpo a la temperatura del nitrógeno líquido, esto es, a -196ºC, un procedimiento que puede tardar en alcanzarse hasta dos días. El bajo precio del nitrógeno hace intuir a estos expertos que con la popularización de estas técnicas, se podrá ofrecer un proceso por mil euros para el cerebro y cinco mil para un cuerpo entero. Actualmente en Rusia, por ejemplo, el proceso cuesta 35.000 euros.

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«Hace 60 años, cuando el corazón de una persona dejaba de latir se consideraba que estaba muerta, y luego se descubrió que se podía reanimar. Y es que el mismo concepto de la muerte ha ido evolucionando: ahora resulta que aunque a alguien no le funcione el corazón, todavía está vivo y podemos reanimarlo. Nosotros creemos lo mismo del cerebro», añade Cordeiro sobre el motivo por el que piensan que las personas que están a punto de ser declaradas como fallecidas aún pueden ser «biológicamente recuperables». A la espera de que la ciencia vuelva a despertarlos.

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